Internacional I Haití
Bajo el velo de la incertidumbre y con el peso de la opresión que las pandillas han impuesto, un mar de rostros enmascarados se alzó en una marcha de determinación y clamor en las calles de la capital haitiana. En un país donde la violencia se ha entrelazado con la cotidianidad, miles de almas se unieron en un grito unísono, exigiendo un derecho tan esencial como el aire que respiran: la seguridad.
Las calles, escenario de una lucha constante contra la opresión, se vieron teñidas de voces decididas y corazones agobiados. Desde Carrefour-Feuilles, una comunidad en el ojo del huracán de la violencia, hasta el imponente Champ de Mars, el corazón de la ciudad, y más allá, hasta la residencia oficial del primer ministro, el clamor resonó fuerte. "¡Queremos seguridad!", resonaron las palabras que se alzaron por encima del ruido del mundo, fusionándose en un llamado por un cambio definitivo.
En esta lucha desesperada por restaurar un sentido básico de normalidad, las voces se alzaron desde todos los estratos de la sociedad. Wilene Joseph, una valiente vendedora ambulante y madre, se unió a la marea humana con sus dos hijos a su lado. Sus ojos reflejaban la frustración acumulada y el miedo constante. "No puedo trabajar, no puedo salir. Me siento como prisionera en mi propia casa", compartió, su voz temblando con la angustia de una madre que teme por sus hijos ante el aullido incesante de las balas.
La devastación no es solo palpable en las calles, sino también en las cifras desgarradoras. Desde el trágico asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, las pandillas han extendido sus garras hasta abarcar hasta un 80% de Puerto Príncipe. Estas comunidades, ya en una lucha constante contra la pobreza, han sido atrapadas en un ciclo de violencia que roba vidas, destruye hogares y sume a la nación en la oscuridad.
Cada día que pasa, las cifras cuentan una historia más desgarradora. En los primeros meses de este año, más de 1.600 personas han sufrido el cruel destino de ser asesinadas, heridas o secuestradas, marcando un aumento doloroso del 30% en comparación con los últimos meses del año anterior. La UNICEF, voz de los más vulnerables, lanzó una alarma con respecto a los secuestros, que han aumentado de manera alarmante. Cerca de 300 casos confirmados han sido registrados en este corto período, cifra que casi iguala la totalidad del año pasado, y se triplica el total del 2021.
Las calles enmascaradas de Puerto Príncipe se convierten en un eco desgarrador de un pueblo que clama por una respuesta, por una luz en medio de la oscuridad. La incertidumbre se mezcla con la esperanza, mientras se espera una decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la posibilidad de una fuerza armada internacional. Mientras tanto, los rostros enmascarados y las voces unidas siguen llenando las calles, recordándonos la urgente necesidad de paz y seguridad en un rincón del mundo donde la lucha por la supervivencia se ha convertido en la historia de todos los días.
Fuente: Agencias
