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Monina Solá: Su amor a lo espiritual en el arte

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Mosaico I Cultura 

La vida de Monina Solá era el arte, como lo ha explicado el pintor ruso, Vasili Vasílievich Kandinsky, el arte es un proceso parecido a la alegoría que contó Platón, los carros que dirigen dos caballos.

El caballo blanco que dirige el carro que es la vida de las personas debe guiar el alma hacia la verdad, representa los deseos espirituales y da un impulso racional que guía el alma para realizar acciones positivas. El otro caballo que es negro, representa las pasiones irracionales del alma, los instintos y el lado emocional.

Para lograr el equilibrio, las personas deben tener control de los dos caballos y el arte es una forma espiritual de llevar el alma hacia la verdad, un acercamiento a Dios y Monina Solá siempre llevó el camino de ese don preciado dirigido por los dos caballos. 

Formó parte de la gloria del teatro dominicano, y falleció este sábado a los 89 años tras enfrentar durante su vida Alzheimer.

La enfermedad del Alzheimer hace que olvides cosas, todos los recuerdos de la vida de una persona van disminuyendo paulatinamente hasta olvidar a sus seres queridos y partes fundamentales de la vida de una persona, una de las películas contemporáneas donde se explica la enfermedad es Diario de una pasión. 

El hijo de Morina Solá confirmó la muerte de la actriz que cumpliría 90 años de edad en mayo, nació el 23 de mayo de 1933, heredó el amor al arte por parte de su padre, Narciso Solá, inmigrante puertorriqueño que vivió en San Pedro de Macorís, fue actor, músico y escritor de importantes obras de teatro  como “El Intruso” y “Temblor Político”.

Su abuela,  Luz Vicioso Albert ayudó a decenas de generaciones de artistas siendo su casa un hogar para muchos de ellos. Los artistas necesitan de mecenas para sobrevivir. 

Comenzó su debut en 1937 en una compañía de teatro que tenía su padre con tan solo 4 años de edad mostrando su talento nato en el entonces Teatro Independencia.

 Durante los 11 años de edad trabajó con Emilio Aparicio y a los 14 años de edad perteneció al Teatro de Bellas Artes, presentándose también en radio y televisión. 

Recibió reconocimientos importantes gracias a su trayectoria como son: la Orden de Duarte, Sánchez y Mella”, en los grados de Caballero y Comendador, respectivamente, por dos presidentes, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández.

Durante el 2009 participó en la obra teatral  Ojalá hoy fuera ayer, del dramaturgo Franklin Domínguez junto al elenco de actores compuesto por Salvador Pérez Martínez, Iván García, Augusto Feria, Lumy Lizardo, Carlota Carretero y Karina Noble. Estuvo presente en más de 200 montajes de diversos géneros impulsado por el amor por el teatro nacional. 

Tuvo participación activa  en la lectura dramatizada de obra La muerte de un viajante, de Arthur Miller, junto a Iván García Guerra, Pepito Guerra, Ernesto Báez, Amauris Pérez y Flor de Bethania Abreu, quien fue su directora


Fuente: EcuRed, Lo Espiritual en el arte, Kandinsky, El Nuevo Diario



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