Internacional I Conflictos
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, se encuentra en el centro de una tormenta política luego de ordenar el asalto a la embajada de México en Quito en un intento por capturar al exvicepresidente Jorge Glas. Esta acción, sin precedentes y que viola normas internacionales sobre la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, ha desencadenado una reconfiguración del panorama político en Ecuador.
Durante meses, Noboa gozó de un Congreso favorable, logrando la aprobación de proyectos legislativos sin oposición. Sin embargo, la incursión en la embajada mexicana ha generado una reacción inmediata, incluso de sus aliados políticos. El grupo legislativo de Revolución Ciudadana, aunque no oficialista, ha declarado su oposición al gobierno de Noboa, rompiendo un acuerdo no escrito de apoyo a sus iniciativas.
El Congreso se ha rearmando alrededor de un bloque opositor dispuesto a bloquear cualquier proyecto del Gobierno. La primera medida tomada fue convocar a las ministras de Relaciones Exteriores, del Interior y al ministro de Defensa a la comisión de Fiscalización de la Asamblea, donde la mayoría de los miembros pertenecen al nuevo bloque de oposición.
La situación política se torna cada vez más tensa, con la amenaza de juicios políticos y una guerra política anunciada. Este nuevo escenario también impactará en las próximas consultas populares y referendos impulsados por Noboa, donde ningún partido político de mayoría ha mostrado interés en participar.
El caos político desencadenado por el asalto a la embajada mexicana profundiza la polarización en Ecuador y complica aún más los desafíos del presidente Noboa, quien se enfrenta a una creciente crisis de inseguridad en el país. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención las consecuencias diplomáticas y económicas de esta controvertida decisión.
