El 11 de abril marca el Día Mundial del Parkinson, una fecha destinada a sensibilizar sobre esta enfermedad que impacta a más de 8,5 millones de personas en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta afección cerebral, que afecta a los movimientos, el estado mental, el sueño y otros aspectos de la salud, constituye un desafío significativo que empeora con el tiempo, según advierte la OMS.
El Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que influye en las neuronas productoras de dopamina, un neurotransmisor crucial para la coordinación motora, situadas en una región específica del cerebro llamada sustancia negra. Aunque las causas exactas siguen siendo en gran medida desconocidas, se cree que factores genéticos y ambientales desempeñan un papel fundamental en su desarrollo.
El Dr. Norberto Raschella, neurólogo y jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral, explica: “El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en adultos, después del Alzheimer, y afecta a entre el 1% y el 4% de la población”. Además, señala que la enfermedad involucra aspectos más allá de los movimientos, impactando en otras esferas cognitivas y comportamentales.
Según la Fundación Americana del Cerebro, el riesgo de padecer Parkinson aumenta con la edad, afectando aproximadamente al 1% de las personas mayores de 60 años. Sin embargo, alrededor del 10% de los casos se manifiestan antes de los 50 años, considerándose de aparición temprana. Además, se observa una mayor incidencia en hombres que en mujeres, y tener antecedentes familiares puede incrementar el riesgo, aunque de manera moderada.
El diagnóstico del Parkinson se basa en el historial médico y un examen físico y neurológico. A lo largo de los años, se ha evolucionado en el entendimiento de esta enfermedad, que anteriormente se diagnosticaba únicamente por los síntomas motores que presentaba el paciente. Hoy en día, se consideran múltiples aspectos para una evaluación completa y precisa.
