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La Iglesia Católica tiene un nuevo líder. El cardenal estadounidense Robert Francis Prévost, de 69 años, fue elegido como Sumo Pontífice el segundo día de deliberaciones del Cónclave 2025. La elección se llevó a cabo en el interior de la Capilla Sixtina y, tras aceptar el nombramiento, Prévost adoptó el nombre de León XIV, convirtiéndose en el sucesor oficial del papa Francisco.
El nombre elegido por un nuevo papa es una de las tradiciones más simbólicas del ritual católico, cargado de historia y significado espiritual. En este caso, Prévost se suma a una larga línea de pontífices que han llevado el nombre de León —un total de 13 antes que él—, siendo el más célebre León I, conocido como “el Magno” por su papel crucial en la consolidación de la autoridad papal en el siglo V.
Aunque no existe una regla doctrinal que obligue al cambio de nombre, desde el siglo VI esta práctica se ha convertido en una costumbre sólida. El primero en hacerlo fue el papa Juan II, nacido como Mercurio, quien evitó mantener un nombre pagano al asumir el liderazgo de la Iglesia. Desde entonces, muchos papas han optado por nombres que evocan sus inspiraciones espirituales, su visión de liderazgo o sus predecesores admirados.
La elección de León XIV también pone de relieve una tendencia histórica: ciertos nombres papales han dominado a lo largo de los siglos. Según la Enciclopedia Britannica, “Juan” ha sido el más utilizado (23 veces), seguido de “Gregorio” y “Benedicto” (16 veces cada uno). El papa Francisco, electo en 2013, rompió con la tradición al adoptar un nombre inédito, en honor a San Francisco de Asís, lo que marcó un giro hacia un papado enfocado en la humildad, la ecología y la justicia social.
La elección de un nuevo papa se formaliza tras obtener al menos dos tercios de los votos de los cardenales reunidos en cónclave. Luego, el nuevo pontífice es interrogado con dos preguntas fundamentales en latín: si acepta la elección y bajo qué nombre desea ser conocido. En ese momento se sella oficialmente el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia.
Con la elección de León XIV, la Iglesia Católica entra en una nueva etapa de liderazgo, marcada por una figura que ha sido reconocida por su experiencia pastoral y su labor al frente de importantes congregaciones en Roma. Su nombre, profundamente anclado en la historia papal, podría indicar una intención de continuar con firmeza doctrinal y apertura pastoral, en un mundo cada vez más complejo para el catolicismo global.
Con esta elección, ya son 267 los papas que han ocupado el trono de San Pedro, en una sucesión que se remonta, según la tradición cristiana, al propio apóstol Pedro, considerado el primer pontífice.
